miércoles, 5 de febrero de 2020

TRUE DETECTIVE 3: El ÚLTIMO RETORNO AL PASADO DE PIZZOLATTO

En los últimos años, pocas series han impactado superlativamente la televisión. Una de ellas, sin duda, fue la primera temporada de la aclamada True Detective. La serie puso en el mapa a su creador, Nic Pizzolatto, quien aun contando para ese entonces con algunos trabajos, hizo de True Detective su Piéce de résistance. La ultima semana del primer mes de este 2020, nos dejó una noticia gris para los amantes de True detective, ya que Pizzolatto había llegado a un acuerdo con FX para una próxima serie, en la cual podremos ver nuevamente la combinación Pizzolatto-McConaughey, donde Matthew seria el protagonista de la nueva historia. Esta nota supone un punto y a parte, o eso nos gustaría pensar, entre Pizzolatto y HBO, quien retiene los derechos de la serie creada por Nic. 

Aun así, es seguro que el trabajo para FX nos traerá sorpresas de este gran escritor, y seguramente veremos nuevas entregas de True Detective a cargo de "Sangre Nueva", esperando que ésta mantenga la escancia de mística oscura que cautivo al público, sobre todo en la primera temporada. Por ello, en esta ocasión, quise realizar una entrega, en los próximos tres post, sobre las historias narradas por Pizzolatto en las tres temporadas de True Detective: Los crímenes, entornos, personajes y la mística casi sobrenatural y oscura que rodea la cabeza de este estupendo escritor. 


Cómo el titular indica, la tercera temporada será la primera vorágine en la que nos adentremos. Digo vorágine porque no hay mejor palabra para describir una historia que viaja a través de tres líneas de tiempo distintas: 1980, 1990, y 2015. Cada una de ellas nadando en sus propias dudas e indagando en búsqueda de sus propias respuestas, pero todas orbitando al rededor de un mismo crimen que se extiende a lo largo de poco más de tres décadas. 

La historia comienza con uno de los personajes principales, el detective Wayne Hays (Mahershala Ali), quien se encuentra dando una declaración en el año de 1990, a manera de introducción, de los hechos acontecidos en el crimen de 1980. Los niños Julie y Will Purcell salen una tarde de casa para reunirse con un amigo al parque, estos piden permiso a su padre y se marchan sin saber que seria la ultima vez que lo verían. Pasadas las horas los niños no regresan a casa y es cuando las alarmas se disparan, el padre sale en su búsqueda y al no tener noticias de ellos, notifica a la policía. Es ahí cuando todo comienza. 

El recurso narrativo de la entrevista ya lo habíamos vislumbrado en la primera temporada, mientras los personajes contaban la historia de los hechos acontecidos en épocas diferentes. La diferencia en esta nueva entrega es el uso de este recurso pero con otra línea temporal. En total tenemos 3 historias contándose dentro de un mismo episodio. Por una parte, la historia de 1980, es contada por el detective Hays y el detective Rolan en 1990, mientras que ellos resuelven vestigios del caso que dio inicio una década atrás. Y, tenemos la historia de 2015, en donde un viejo detective Hays es entrevistado para un programa televisivo sobre crímenes sin resolver. Vaya que tiene toda la apariencia de una tremenda telaraña, pero lo cierto es que más allá de parecer enredado, las historias funcionan, y dejan que cronológicamente se vayan resolviendo cada una con mayor importancia en su momento. Probablemente resulta muy saturada en algunos momentos, muchas secuencias de distintas líneas temporales, pero aun así, no te pierdes tan fácil. 

Racismo, pedofilia, secuestro, locura, asesinato, conspiración, corrupción política y relaciones conflictivas, son los temas con los cuales la serie nos invita a pasar a una Arkansas que está acompañada de grandes áreas de bosque, un pueblo derruido, personas un poco hostiles y silenciosos parajes sin almas en los caminos, que se hacen aun más lúgubres con una fotografía llena tonos muy gélidos. Vemos dentro de los temas de la pedofilia, conspiración y la corrupción política, una recurrencia a temas que tuvieron mucho éxito en la primera temporada, y es que si algo resulta extraño y bizarro es que aparezcan muñecas y símbolos relacionados al trafico y abuso de niños, vinculados a conspiraciones de grupos elitistas. Estos temas resultan interesantes e impactantes porque el espectador sabe que no están alejados de la realidad, que aun en el silencio hay palabras que conocemos y nunca resuenan. Vaya que Nic sabe como perturbar al espectador, vertiéndole un poco de dosis de cruda y realidad. 

Los temas de la serie funcionan sobre todo para los giros en la trama, los cuales acompañados de una banda sonora tensa, aumentan el suspenso sin haber necesariamente mucha acción en escena. Y es que si de algo carece esta tercera entrega de la serie en la trama, es su insípido gusto por las escasas escenas de acción policial. Lo más intenso que nos podemos encontrar en este aspecto es un tiroteo que tiene lugar entre el episodio 4 y 5, si no mal recuerdo, con uno de los sospechosos del secuestro. Esto a diferencia de la temporadas uno y dos, puede verse como una falencia, o bien una característica única. 

Ahora, la trama no seria nada sin los personajes. Dentro de los principales, o los cuales nos trata de vender la serie, hay tres que resaltan: Detective Wayne Hays (Mahershala Ali), Detective Rolan West (Stephen Dorff), y Amelia Reardon, la maestra de uno de los niños desaparecidos y pareja del detective Hays. Agregaría también al personaje de Tom Purcell (Scoot McNairy), padre de los chicos desaparecidos, pues me parece que tiene una performance excelente durante toda la serie, pero,  actúa más bien, como el resto de los personajes secundarios, como un estupendo complemento para la serie.

Debo decir que los mejores diálogos de la serie los podremos encontrar entre los dos detectives protagonistas, Hays y West. Ambos personajes tienen una perfecta conexión, ya sea peleando, bromeando, investigando o bebiendo, cada vez que los vez juntos resulta reconfortante. En el caso de Hays, optando una postura más seria por momentos, dejándole un humor muy oscuro e irónico a su compañero.  Un dato curioso, es que aun con las diferencias entre los dos personajes, de las tres temporadas estos son la pareja de policías que tiene más aspectos en común y no diferencias tan marcadas. Vemos a ambos detectives lidiando con sus propios demonios, confrontándolos y evitándolos.  De igual manera que la serie, ambos van evolucionando en su relación con respecto de la anterior línea temporal, presentándonos en 1980 una pareja de detectives más unida, en los 90´ una pareja más fracturada y en el 2015, reconciliando una amistad perdida. 

Por separado, los personajes son otra historia. West es una persona más sociable que Hays, pero con los años termina viviendo solo en un lejano paraje. Este personaje es una excelente representación del apoyo y lealtad a los suyos. Esto lo vemos en su relación con Hays, intentando ayudarlo en cada una de las décadas cuando éste se encuentra en aprietos, o con el mismo Tom Purcell, quien termina siendo un amigo incondicional para West. Aun cuando Rolan intenta establecer una relación que le dura alrededor de siete años, pareciera que siempre termina ganando la decisión de no lastimar a los demás, al menos no cuando se trata de criminales. Lo hemos visto golpear, inmiscuirse y actuar fuera de la ley cuando ésta lo requiera, estando a punto de cruzar la delgada línea, pero sin hacerlo del todo. Rolan West constituye un personaje muy cauteloso, crudo, frio y rudo en apariencia, pero probablemente el más honesto con sus emociones. 

Contrario a su compañero, Hays parece optar por una personalidad más solitaria. Un hombre que en la guerra de Vietnam fungió como rastreador, es difícil verlo involucrarse emocionalmente, ya que parece ser que cuando no se siente frustrado por el racismo implícito que recibe, solo disfruta de la compañía de su compañero y de la maestra Amelia, quien más tarde se convertiría en su esposa. Aun siendo una persona reservada, Hays logra lo que su compañero no tuvo, una familia, que a lo largo de los años sufre la frustración, obsesión y la paranoia de un padre que guarda muchos secretos. A pesar de ello, Hays es un buen padre, y vemos que en toda la cronología, el amor por sus hijos lo convierte en alguien más cauto.  Con sus relaciones laborales y externas, proyecta una personalidad muy conflictiva, revelándose contra sus superiores y oponiéndose a los obstáculos que le generan en cada paso del camino, mostrándose reacio contra el mundo por su condición de negro discriminado, pero un policía excelente. 

En cuanto a su esposa, Amelia, la relación entre ambos surge en primera instancia como un aliciente en sus vidas, que poco a poco se va fracturando por las obsesiones de ambos:  La búsqueda de una historia para escribir su libro, en el caso de Amelia, y la frustración de Hays por un caso que nunca parece cerrado. En un punto de la relación, como espectador, se genera la sensación de que el personaje de Amelia resulta irrelevante, ya que si no es como proyección del subconsciente del Hays viejo en 2015, pareciera no tener mayores aportes a la trama. Pero, aun así, sigue de pie, y es ella quien sin tanto aporte termina de desnudarnos al detective Hays, quien al final, logra darse cuenta que está viviendo en un bucle, en donde el caso bajo el cual se construyó la vida que llevan juntos siempre regresa, para atormentar su vida en pareja o solo para quitarle la estabilidad. Todas esas emociones son las que llevan a Hays a empujar a Rolan obligándolo a poner un pie del otro lado de la línea, y a exponer a su familia. 

Finalmente, es ese quizá el conflicto más grande que gira en torno de la serie, y sobre todo del personaje de Hays: "Un pasado que siempre regresa, un presente que nunca se vive y, un futuro incierto". Ésta idea la podemos vislumbrar al final, cuando vemos al hijo de Hays leyendo una nota con una dirección muy significativa, o cuando Hays se adentra en las oscuras selvas de Vietnam para volver a vivir su vida una y otra vez. Nuestro pasado nos persigue, como esa sombra que a veces es más tenue y otras nos arrastra. Esperemos que esa sombra arrastre un día de nuevo a Pizzolatto, y nos entregue otra de esas historias que solo el conoce. Historias nuevas, con un aroma y leves vestigios del pasado.  



                                                   Puntuación: 3/5 😸😸😸
             

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