lunes, 2 de septiembre de 2019

SUSPIRIA (2018): UN AQUELARRE DE EMOCIONES


Parecía que, en cuestiones de tiempo, los evos en que nos habíamos sumergido no permitían la primera entrada del blog. Pero, finalmente, hela aquí, esperando que sea la primera de muchas que puedan gustar al lector.

Suspiria es una película del año 2018 qué, algunos sabrán, es un remake de la película de 1977 del mismo nombre, dirigida en ese entonces por Darío Argento. Personalmente, las comparaciones siempre están demás cuando hablamos de trabajos creativos, pues las perspectivas y enfoques nunca serán los mismos para distintos autores aun cuando de la misma obra se trate. Por ello, solo nos enfocaremos en la obra más reciente dirigida por Luca Guadagnino.

Encontrar elementos que puedan sobrecogernos en Suspiria no es nada difícil, pues a donde sea que veamos, o escuchemos, encontramos elementos de sobra para enamorarnos de un film hipnóticamente oscuro y sombrío. Lo primero que debes saber es que si eres un amante de las brujas, los rituales,el terror místico y sobrenatural... Esta es tu película.


El primer punto lo abordaremos con la historia. En los 150 minutos que dura la película, poco más o menos eso, la película nos lleva dentro de una narrativa lenta e hipnótica, que para algunos podrá incluso rozar en lo aburrido, pero si algo tiene este film es que es precisamente eso, material para gustos selectivos. La historia se centra en Susie, quien llega a Alemania para cumplir su sueño en una academia de baile en la que poco a poco nos damos cuenta, muchas cosas no son lo que parecen. De la mano de esta historia, encontramos la de un psiquiatra que, siguiendo pistas de una paciente desaparecida, llega hasta la academia de danza gobernada por mujeres y empieza a sospechar de lo que sucede en su interior. Dos historias que funcionan muy bien juntas y que se alimenta una a otra para darnos un buen desenlace.

La historia original de esta película fue coescrita por Darío Argento (Director del film original), y Daria Nicolodi, quienes a su vez se basaron brevemente en el ensayo de  Thomas De Quincey: Suspiria de Profundis (Suspiros desde las profundidades). Ahora, estos datos solo sirven como referencia, pues como ya he mencionado nos centraremos en la obra más actual y personalmente, desconozco el contenido del ensayo.

Por otra parte, probablemente sea la parte visual el elemento más poderoso de la película. Para empezar, tenemos la ambientación de un Berlín sombrío que retrata perfectamente el contexto político y criminal del "Otoño Alemán".  Acá, la ciudad alemana se nos presenta cómo un personaje más ante el cual nos es imposible no deslumbrarnos. Los tonos grises y melancólicos se ajustan perfectamente a la historia de las brujas y a la historia del psiquiatra, incluso pudiendo ser testigos de una película muy metafórica en cuanto  a su simbolismo respecto la historia alemana.

Otra aspecto visual muy interesante de la película son los tonos de luz utilizados para ambientar ciertas escenas como los bailes (en los que refuerza un simbolismo muy sensual),  los sueños de la protagonista o la vida dentro de la academia, siendo testigo el recinto de la escenas más sangrienta y emblemática de la película en donde los tonos sugieren un refuerzo más y llenan de un aire gélido y apócrifo todo la pantalla.

En cuanto a las actuaciones, a pesar de contar con un soberbio elenco desde Mia Goth, , Ingrid Caven, Sylvie Testud, Renée Soutendijk, o Chloë Grace Moretz, es claro que al ver la película que los reflectores se los llevan  Dakota Johnson y Tilda Swinton. En el caso de Swinton, probablemente te intrigue al principio pero, la mujer realiza tres papeles en la película, convirtiéndose en un autentico camaleón y haciendo uso de un cromatismo que ya ha demostrado antes en su carrera. En el caso de Jhonson, nunca la habrás visto tan sensual e hipnótica, haciendo que sus papeles en aquella trilogía comercial sean comida recalentada, mientras que acá nos sirve un plato fuerte en el que es imposible quitarle los ojos de encima.

La música es un elemento que no pasa desapercibido, pues está compuesta por un genio como lo es el vocalista de Radiohead, Thom Yorke. Si los elementos visuales se ciñen a nuestra mente con su sola construcción simbólica, la música refuerza cada elemento visual, a tal punto de envolverte en la emoción de cada personaje y hacerte sentir desde el más fatal de los dolores a la más desembocada excitación. Yorke se caracteriza por generar sonidos muy melancólicos y emocionales, que también se funden en la ambientación del film. Guadagnino eligió al hombre correcto para el trabajo.

Con todos estos elementos probablemente sea muy difícil decirle que no a semejante película, pero aun cuando todos esos puntos importantes hacen que la película funcione, el mejor elemento, desde nuestro gusto, es esa originalidad respecto a películas actuales del genero. Cuando ves Suspiria no pareciera que estas viendo cine de terror actual. Este es cine trabajado, a la antigua, mucho orden visual, maquillaje, coreografía, sin un uso excesivo de movimientos de cámara o efectos digitales. Si no supiera más diría que estoy viendo una película que se hizo de culto hace más de 30 o 40 años, pero no, es una película de 2018.

Finalmente, solo queda decir que si no has visto la película, es un buen momento para hacerlo. Para dejarte adentrar por ese vorágine de magia y horror sobrenatural, en el que las brujas de la academia, cual régimen autoritario, se imponen despóticamente ante seres más débiles e influenciables, generando abuso, generando un aquelarre de emociones en los menos agraciados... ¡Hey! ¿En dónde escuché eso antes?


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